AGUA ZARCA, Guatemala. — Todo inició el domingo con una carrera de caballos en la que había un millón de dólares en juego. En una pista muy bien acondicionada, ubicada en esta remota aldea de Guatemala, que es fronteriza con México y sirve de puesto de tránsito para el contrabando de drogas, dos bandos de apostadores, presuntamente narcotraficantes mexicanos y guatemaltecos, seguían con atención la carrera. Aún no se sabe que pasó, pero intempestivamente dio inicio un enfrentamiento entre los dos grupos. 
Por más de una hora, y a lo largo de 15 kilómetros, ambos bandos se fueron disparando. Utilizaron rifles de asalto y granadas de fragmentación. El saldo: 12 muertos, cifra oficial, aunque algunas autoridades hablan incluso de 17.
“Sabemos que el domingo pasado se realizaron carreras de caballos en una rilera (pista) entre corredores mexicanos y guatemaltecos”, explica Brenda Dery Muñoz, fiscal regional de Narcoactividad.
“Ahí es donde se lleva a cabo el enfrentamiento y uno de los grupos apostó un millón de dólares, pero algo pasó y se generó el enfrentamiento”, añade la funcionaria del gobierno de Guatemala.
Tras una fiesta de domado, carreras y monta de caballos o jaripeo y abundante licor, “ambos bandos de narcotraficantes se agarraron a plomazo limpio por bastante más de una hora y se presume que fue un problema de apuestas”, narró Nery Morales. El portavoz de la Policía de Guatemala, Donald González, dijo a este diario que unos 40 miembros del cártel de Los Zetas estaban en la pandilla que acudió a la fiesta.
“El bando agresor fue el mexicano”, dijo Nery Morales, vocero del Ministerio de Gobernación de Guatemala, consultado ayer.
“El dato oficial es que hay 12 narcotraficantes muertos” y dos mujeres heridas, pero la cifra podría ser mayor pues “la situación es demasiado confusa”, aclaró.
El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, atribuyó ayer la masacre a pugnas entre bandas de narcotraficantes que hundieron a la población en la incertidumbre y adujo que “un campesino pobre de allá” nunca causaría un hecho tan grave ni tendría en su poder vehículos de lujo, como los que fueron hallados en el sector de los sucesos.
“Guatemala es víctima de grupos de narcotraficantes que se han escapado de México, porque ven aquí una tierra fértil. Los cárteles mexicanos están entrando a Guatemala”, dijo el vicepresidente guatemalteco, Rafael Espada, quien agregó que el Ejecutivo está a la espera del informe oficial de los hechos para evaluar si es necesario que se declare un Estado de Prevención y se suspendan garantías constitucionales en Santa Ana Huista.
Con persecución vehicular, tiroteos, e incluso el uso de granadas la matanza ocurrió en tres distintos sitios de la aldea Agua Zarca de Santa Ana Huista, poblado del departamento de Huehuetenango cercano a México y a más de 300 kilómetros al noroeste de la capital. En un vehículo con placas del estado mexicano de Tamaulipas, apareció el cadáver de Gregorio Alvarado, junto a un fusil M-16 y un lanzagranadas. Testimonios sostienen que los mexicanos levantaron a varios de los muertos de su bando y se los llevaron.
El Ejército y la Policía de Guatemala acordonaron el área, pero no fue sino hasta ayer de día que iniciaron la incursión al pueblo, ya que evitaron hacerlo el domingo de noche por temor a quedar expuestos a un ataque.
El mexicano Hugo Mora González, de Veracruz, herido de bala y un hombre con documentos guatemaltecos pero acento mexicano, identificado como Juan Vásquez Velásquez, fueron detenidos ayer en la aldea.
Por más de una hora, y a lo largo de 15 kilómetros, ambos bandos se fueron disparando. Utilizaron rifles de asalto y granadas de fragmentación. El saldo: 12 muertos, cifra oficial, aunque algunas autoridades hablan incluso de 17.
“Sabemos que el domingo pasado se realizaron carreras de caballos en una rilera (pista) entre corredores mexicanos y guatemaltecos”, explica Brenda Dery Muñoz, fiscal regional de Narcoactividad.
“Ahí es donde se lleva a cabo el enfrentamiento y uno de los grupos apostó un millón de dólares, pero algo pasó y se generó el enfrentamiento”, añade la funcionaria del gobierno de Guatemala.
Tras una fiesta de domado, carreras y monta de caballos o jaripeo y abundante licor, “ambos bandos de narcotraficantes se agarraron a plomazo limpio por bastante más de una hora y se presume que fue un problema de apuestas”, narró Nery Morales. El portavoz de la Policía de Guatemala, Donald González, dijo a este diario que unos 40 miembros del cártel de Los Zetas estaban en la pandilla que acudió a la fiesta.
“El bando agresor fue el mexicano”, dijo Nery Morales, vocero del Ministerio de Gobernación de Guatemala, consultado ayer.
“El dato oficial es que hay 12 narcotraficantes muertos” y dos mujeres heridas, pero la cifra podría ser mayor pues “la situación es demasiado confusa”, aclaró.
El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, atribuyó ayer la masacre a pugnas entre bandas de narcotraficantes que hundieron a la población en la incertidumbre y adujo que “un campesino pobre de allá” nunca causaría un hecho tan grave ni tendría en su poder vehículos de lujo, como los que fueron hallados en el sector de los sucesos.
“Guatemala es víctima de grupos de narcotraficantes que se han escapado de México, porque ven aquí una tierra fértil. Los cárteles mexicanos están entrando a Guatemala”, dijo el vicepresidente guatemalteco, Rafael Espada, quien agregó que el Ejecutivo está a la espera del informe oficial de los hechos para evaluar si es necesario que se declare un Estado de Prevención y se suspendan garantías constitucionales en Santa Ana Huista.
Con persecución vehicular, tiroteos, e incluso el uso de granadas la matanza ocurrió en tres distintos sitios de la aldea Agua Zarca de Santa Ana Huista, poblado del departamento de Huehuetenango cercano a México y a más de 300 kilómetros al noroeste de la capital. En un vehículo con placas del estado mexicano de Tamaulipas, apareció el cadáver de Gregorio Alvarado, junto a un fusil M-16 y un lanzagranadas. Testimonios sostienen que los mexicanos levantaron a varios de los muertos de su bando y se los llevaron.
El Ejército y la Policía de Guatemala acordonaron el área, pero no fue sino hasta ayer de día que iniciaron la incursión al pueblo, ya que evitaron hacerlo el domingo de noche por temor a quedar expuestos a un ataque.
El mexicano Hugo Mora González, de Veracruz, herido de bala y un hombre con documentos guatemaltecos pero acento mexicano, identificado como Juan Vásquez Velásquez, fueron detenidos ayer en la aldea.
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